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Hoy viernes 23 de junio entrevistaremos a uno de los personajes amantes de la vida Antenor Orrego el profesor de periodismo y literatura, docente en la Universidad César Vallejo, Domingo Varas loly.
 
Entrevistadora: Bueno días
 
Domingo Varas Loly: Buenos días
 
Entrevistadora: ¿Por qué se interesò en estudiar a Antenor Orrego? ¿Y qué fue lo que lo motivo?
 
Domingo Varas Loly: Bueno, desde muy joven conocí la existencia de un grupo literario que había tenido su origen y su desarrollo en Trujillo y cuyo exponente mayor eran tres(3) grandes intelectuales, entre ellos: Antenor Orrego Espinoza en el campo de la filosofía, Cesar Vallejo en el campo de la Literatura y Víctor Raúl Haya de la Torre en el campo de la política, entonces el hecho de tener como antecedentes a estos tan destacadas figuras a mi me incentivó a encontrar un hilo conductuoso, las raíces de la cultural trujillana y un poco a entender un poco mi vocación como escritor, literato y profesor.

 


Entrevistadora: ¿Cuáles son sus principales obras hechas sobre él?
 
Domingo Varas Loly: Bueno sobre Antenor Orrego he escrito algunos artículos y he preparado una antología hace algunos años para CONCITEC, en esa oportunidad tuve la suerte de poder leer casi la obra completa de él, de sus primeros libros “Notas Marginales” y “Monólogo Eterno” hasta su libro mayor “El Pueblo Continente” y continuando con “Hacia un humanismo americano” en fin toda la obra de Antenor; porque Antenor Orrego tiene una obra orgánica y una obra dispersa, escribió muchos artículos en diarios de Trujillo diario “La Reforma ” “El Norte” en otros medios en el que él volcó toda su sabiduría, todos sus conocimientos.
 
Entrevistadora:
¿Y cómo lo describiría en su vida cotidiana?
 
Domingo Varas Loly: Bueno, yo creo que Antenor Orrego ha pasado a la historia de la cultura como un maestro, sobretodo un maestro que creo un gran discípulo como fue Cèsar Vallejo y que logrò lo que creo que todo maestro busca que un alumno desarrolle toda sus potencialidades y que encuentre su genialidad, su voz interior y lo más interesante es que Antenor Orrego ejerció un magisterio sin aulas nunca Antenor Orrego llegó a concluir por ejemplo la carrera universitaria toda esta generación de Antenor Orrego, de Haya de la Torre y el propio Cèsar Vallejo fue una generación antiuniversitaria lo cual hace más destacable aun esta labor cultural. Orrego con el tiempo llegò a ser rector de la Universidad Nacional de Trujillo, pero eso lo logrò por sus méritos con su trayectoria brillante en el campo de la filosofía y la política.
 
Entrevistadora:
¿Y cómo fue Antenor Orrego en el ámbito familiar?
 
Domingo Varas Loly: Bueno en el ámbito familiar tuve alguna vez la ocasión de conversar con sus hijas, con la señora Alicia Orrego Spelucín, porque Orrego llegó a casarse con la hermana de uno de sus amigos que también fue parte del grupo Norte, me refiero a Alcides Spelucín y la señora, la hija de Antenor Orrego, nos contaba que su padre era un hombre cariñoso, amable, digamos un hombre muy cálido en la relación familiar, muy dialogador con sus hijas, las comprendía mucho y ellas guardaban un recuerdo muy grande de su padre a pesar de los años transcurridos, las entrevistè en los años 80 cuando ya había transcurrido más de 15 años de la muerte de Antenor Orrego y sin embargo tenían el recuerdo vivo del padre.
 
Entrevistadora: ¿Ellas conmemoran mucho a su padre?
 
Domingo Varas Loly:
Si lo cual indica que fue un buen padre, un padre ejemplar, la memoria de ellas era una memoria viva, una memoria emotiva, cálida, una memoria que latía, no era una memoria estática, lo cual, como repito, indica que Antenor Orrego fue un padre ejemplar, no había ninguna sombra de queja, ningún recuerdo amargo. Lo único quizá que afecto la relación familiar fue la vida de perseguido que tuvo Antenor Orrego, hay que recordar que muchos años Antenor Orrego los pasó o en la cárcel o huyendo de la persecución política.
 
Entrevistadora: ¿Y en relación a su obra educadora qué labores desempeñó?
 
Domingo Varas Loly: Bueno, como dije hace un momento la labor educadora de Antenor Orrego la ejerció fundamentalmente a través del periodismo. Alguien dijo alguna vez que el periodista es un profesor de masas, yo creo que Antenor Orrego efectivamente hizo realidad ese concepto, desde las páginas de los periódicos Antenor Orrego ejerció su magisterio y también en sus artículos, en el “Prólogo a Trilce”, en las “Tertulias”, porque hay que considerar que también esta generación del Norte fue una generación que practicó mucho el diálogo, la conversación. Y entonces Antenor Orrego no se limitó y creo que él concebía la educación no como un proceso limitado a unas aulas, a un espacio físico, a una infraestructura, a un periodo de tiempo; sino que para él magisterio era una vida permanente, un modo de vida y por eso que el ejerció un magisterio sin aulas, en la calle en la formación humana y creo que allí radica su importancia.
 
Entrevistadora:
¿Y qué tipo de participación tuvo en este grupo?
 
Domingo Varas Loly: Bueno a Antenor Orrego se le considera el mentor del grupo, es decir, una guía del grupo, una guía en términos intelectuales, pero también una guía moral. Hay que recordar que Orrego fue un hombre ético, un hombre de valores, no fue un hombre que escribiera o trabajara, por fama, por celebridad, por dinero. Sino que fue un hombre que sintió un llamado, un llamado histórico, un llamado moral y trató de cumplirlo. Entonces yo creo que Antenor orrego jugó un papel crucial dentro del Grupo Norte tanto con la revelación poética de César Vallejo, evidentemente Vallejo no hubiera llegado a ser el poeta genial sin el auxilio, sin el apoyo, sin la voz generosa de Antenor Orrego que lo ayudó a encontrar su originalidad.
 
Entrevistadora: ¿Conoce alguna experiencia que marcó definitivamente la vida de Antenor Orrego?
 
Domingo Varas Loly: Bueno sus experiencias, fundamentalmente fueron en Trujillo, donde estudió en el Colegio Seminario “San Carlos y San Marcelo”, ahí en un libro que se llama “Mi encuentro con Vallejo”, Antenor Orrego cuenta que una de sus experiencias mayores las tuvo en el Colegio Seminario con un profesor que lo ayudó a formarse, que lo instruyó en las matemáticas, en la filosofía y que este profesor fue alguien que lo marcó y probablemente toda su vida él tratò de imitar a este profesor. Lo cual rebela pues que Antenor Orrego fue un hombre que supo aquilatar, supo aprovechar las lecciones de sus mayores y seguir sus ejemplos.
 
Entrevistadora: ¿Usted cree que algunos de sus pensamientos tienen vigencia?
 
Domingo Varas Loly: Bueno, evidentemente no, el pensamiento mayor que es el de la unidad Indoamericana, Antenor Orrego creía que frente la decadencia de Occidente dada las Guerras Mundiales, la primera guerra mundial que es la que ellos vivieron, había la sensación de que Occidente, es decir, Europa y parte de Norteamérica, era una civilización decadente y que frente a esa decadencia de la civilización Occidental la alternativa era el surgimiento de una civilización y Antenor Orrego creía que esa civilización alternativa era la civilización Indoamericana, y por eso él llamaba a la unidad de los pueblos Indoamericanos y yo creo que eso es un mensaje todavía està vivo, que permanece, que nos llama a un desafío a que los pueblos de Indoamericana logren la unidad continental y que finalmente puedan realizar su destino histórico.
 
Entrevistadora: ¿Qué cree que nosotros los trujillanos podríamos hacer para revalorar a Antenor Orrego?
 
Domingo Varas Loly: Bueno lo principal la tarea más importante es difundir sus pensamientos, creó que a un escritor el mayor homenaje es el de publicar, difundir y proveer la lectura de sus obras.
 
Entrevistadora: ¿Y si estuviera vivo Antenor Orrego usted que mensaje le daría?
 
Domingo Varas Loly: Bueno si Antenor Orrego estuviera vivo yo serìa uno de sus más leales discípulos, uno de sus alumnos.
 
Entrevistadora: Gracias por su entrevista
 
Domingo Varas Loly: De nada.

 

Lao Tse decía “Que la perfección del que imparte órdenes es ser pacífico; del que combate, carecer de cólera; del que quiere vencer, no luchar; del que se sirve de los hombres, ponerse por debajo de ellos". Eso lo he visto recorrer por tus venas Maestro Antenor. De verdad que al estudiar tu vida, tu obra, tus sueños y tus preguntas me han dado ganas de abrazarte en la eternidad para decirte: aquí me tienes maestro para emprender la obra de salvar al mundo de la inequidad existente.

 

 

Te imagino diciendo “El hombre sin pasiones es un ex hombre, un ex ser”. Sabías maestro que las pasiones son las que nos elevan a la transformación de nosotros mismos, de nuestra familia y de nuestra sociedad.

Te imagino escribiendo “La educación no es inculcar y modelar; la educación es revelar, conducir y ennoblecer. El alma humana es demasiado sagrada para que nadie tenga la pretensión de modelarla a su capricho”. Seguramente cuando esto escribías lo hacías pensando en las generaciones como la nuestra que necesita ser conducida a una cultura de la solidaridad para resolver los problemas que nos aquejan. Seguramente pensabas que se le debía dar al niño y al joven raíces para no caer con las arremetidas del viento, pero también alas para poder volar a donde su imaginación noble lo conduzca.

Te imagino en una tribuna diciendo sabiamente “La universidad ha tenido una semi cultura de gabinete y de pupitre pero no ha tenido ni tiene una verdadera cultura vital. La cultura hay que vivirla en principio y vivirla en acción.” Era que tu corazón te pedía gritar el problema de la cultura a los cuatro vientos. Estoy seguro que hoy lo volverías a repetir porque la cultura se está convirtiendo en una cosa obsoleta a la que los gobiernos no le prestan atención alguna. Y es que – maestro – saben que con la cultura se forman los hombres y mujeres que van a alumbrar al mundo hacia un mejor destino. Saben que con el acceso a la cultura habrán más Antenores gritando cosas buenas para este mundo.

Finalmente quiero dedicarte este pequeño esfuerzo que hemos realizado las alumnas del Colegio “La Asunción” que participamos en esta actividad ya no por ganar un premio. El premio ya no le hemos ganado aprendiendo algo de tus enseñanzas y jamás se borrarán de nosotras esas palabras dirigidas a nosotros, que aún nos huelen a esperanza: “No hay más cobardía que no hacer tu acción o no decir tu palabra”.



Hasta la eternidad maestro Antenor.



Tus alumnas del Colegio La Asunción.

 

Orrego demuestra su amistad como la sinceridad de un hombre cuando entrega su yo personal. Como todos sabemos, Vallejo y Orrego compartieron lazos amicales muy estrechos. Ya hemos narrado que Vallejo fue descubierto por Orrego; podemos afirmar que su amistad, fue una amistad más allá de la muerte: Los dos uno solo. Basta leer aquella impresionante carta de Orrego con fecha 6 de julio de 1926 le dirigiera a Vallejo que ya se encontraba en París. 

“…He guardado mucho tiempo estar en mejores condiciones económicas. No me ha sido posible. Tenía la ilusión de llevar una regular cantidad de dinero para establecernos, tú Julio y yo, cómodamente en Europa. Todos mis cálculos me han fallado y ya no tengo paciencia para esperar más…Tú no tienes idea cómo se me ha hecho hostil todo lo que me rodea. Todas las pequeñas cosas de esta tierra se me han vaciado encima y estoy sitiado como una fiera. Tengo que salir o reventar. No cabe vacilación en la alternativa. Sé además que en  cualquier otra parte por más desgraciado y amargo que estuviera, nunca lo será tanto como ahora. En estas condiciones voy a salir de Trujillo y del Perú, es decir, desheredado… ”

En la carta arriba anotada ya es fácil comprender la inmensidad virtuosa de Orrego. Los que lo comprendieron sellaron con él la franca amistad, los otros trataron de derribarlo hasta el extremo de empobrecerlo económicamente y fustigarlo hasta el punto de exasperarlo que quiso dejar el Perú que tanto amó. Sin embargo, Orrego era la piedra fuerte de tope o mejor dicho el pozo edificante donde todos recurrían a saciar y robustecer su alma. Pero, como vemos en estos simples renglones ese roble era de carne y alma y por ende también tenía derecho a sufrir y buscar consuelo y anda mejor que escribir al amigo para hacer en él lo que con él los otros hacían. El portentoso Orrego se descubre ante el amigo y se desnuda con toda intrepidez posible mostrándole sus heridas con la esperanza que sean comprendidas y saneadas con el bálsamo de la amistad.

Creo que fue Víctor Raúl Haya de la Torre, quien me presentó al poeta, a solicitud del mismo. Conversamos muchas, muchísimas veces. Desde luego, el tópico literario surgía con frecuencia en las charlas juveniles. Ya por esa época publicaba yo artículos en varios periódicos y revistas del continente. Tenía, pues, cierta autoridad y prestigio literario. Me enteró, no sin cierta timidez, que componía versos y requirió mi opinión para cuando los conociera. Accedí de buena gana, aunque un tanto desconfiando de su talento poético, pues conocía algunas composiciones pedagógicas que había publicado en "Cultura Infantil", órgano del Centro Escolar de varones, que editaba Julio Eduardo Manucci, director de ese centro, y compañero mío de estudios universitarios.

Cuando escribo estas líneas la imagen del poeta está aferrada, como estampada en mi recuerdo. Un aura de penetrante simpatía fluía de toda su persona.

Cesar Vallejo

Antenor Orrego

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Instituto de Investigaciones Cambio y Desarrollo (CYDES). Antenor Orrego: Obras Completas. Editorial Pachacùtec. Primera Edición, Setiembre de 1995. Tomo III, pag. 22-24

Bazán Vera, Blasco. Literatura Liberteña. Editorial “El Óvalo” S.A. Primera Edición, 1999.

El proyecto de integración Latinoamérica es una vieja aspiración vigente en el Perú y en Latinoamérica. En la medida, que otro aporte fundamental de la obra orreguiana se refiere a este tema, reflejada en “Pueblo Continente”.


LA CONVERGENCIA DE LOS CAMINOS


    La historia nos enseña, con múltiples ejemplos, que cuando nace un nuevo pueblo a la vida de la cultura .y, por lo tanto, a la vida de la historia, hay una colisión, en los estratos iniciales de dos o más pueblos, de dos o más culturas, de dos o más espíritus colectivos. Es ley de la historia que los pueblos se fecunden unos a otros y que, solamente, chocándose y fundiéndose puedan engendrar una continuidad y una superación biológicas. Cuando el cuerpo de una nación, la forma mate­rial y tangible a través de la cual se expresa un aspecto del espíritu universal no se halla ya en condiciones de ser un instrumento maleable y flexible a las nuevas exigencias; cuando se ha anquilosado y endurecido hasta el punto de estar imposibilitado para permeabilizar las renovadas impulsiones de la historia y continuar el proceso evolutivo, ese cuerpo debe perecer para dar paso a una nueva estructura orgánica que sea capaz de responder por su flexibilidad y por su juventud a la articulación de destinos superiores.


    En algunos casos -en los más-, si es que atendemos sólo a la perspectiva histórica conocida, no pasa de un mero sacudimiento dramático, pero, en América son tales los caracteres de violencia en el choque, tales las trepidaciones, con que se produce, que alcanza las proporciones de una verdadera catástrofe, de una tremenda deflagración síquica que no puede compararse siquiera, con la más grande colisión del mundo occidental: la invasión del Imperio Romano por los bárbaros. La avalancha de las tribus germanas del norte sobre las tierras del Mediodía, nos ofrece un campo de estudio, rico en incitaciones, para comprender algunos de los aspectos más sugestivos de la Conquista española.


    La amplitud de la catástrofe americana está en relación con la amplitud de la construcción futura. No se aventura nada al decir que no es ya un simple matiz de raza o de cultura el que va a expresarse en el Nuevo Continente, sino un aspecto fundamental y nuevo del espíritu universal. En verdad, una nueva criatura cósmica es la que está estruc­turándose en sus entrañas; un nuevo mensaje humano, el que está surgiendo de sus senos juveniles. América importa para la cultura del mundo contemporáneo, lo que Europa importo' para la cultura del mundo antiguo: lo que el Cristianismo significó, como transformación espiritual, para el mundo de la Antigüedad. Mas, como todo gran proceso histórico no es rectilíneo sino en espiral, como lo pensó Goethe, en que cada círculo concéntrico abraza una mayor y más dilatada trayec­toria, América está destinada a una .más amplia proyección cultural y humana. No se trata de un simple mesianismo colectivo: se trata de una correlación dialéctica que se hace patente a poco que observemos con ojos profundos la vida continental presente en relación con el porvenir, a poco que la inteligencia del pensador valúe el sentido total y racional del proceso.


    América fue y es todavía un punto crucial del mundo, de donde había de arrancar una nueva modalidad superada con respecto a las épocas anteriores. Todo nos revela este significado trascendente de su misión.
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Instituto de Investigaciones Cambio y Desarrollo (CYDES). Antenor Orrego: Obras Completas. Editorial Pachacutec. Primera Edición, Setiembre de 1995. Tomo I, pag. 13

 


En este discurso Antenor Orrego aboga radicalmente por su partido político el APRA y por la extradición de su compañero Haya de la Torre quien es uno de los precursores del partido político además reclama los derechos que les son quitados a muchos de los peruanos como el derecho a opinar libremente, a gozar de tranquilidad y paz, a nos victimas del abuso, etc. Y para combatir todo esto propone algunos principios organizadores.


(Discurso pronunciado en la Plaza de Trujillo)


¡Pueblo de Trujillo!


    El país acaba de librar una nueva jornada cívica en defensa de sus libertades conculcadas. No será la última porque estamos comenzando apenas la reivindicación de nuestros derechos. No hay que olvidarlo. Estemos con el ojo atento y con el brazo y el corazón prestos para la batalla. Nuestras libertades ciudadanas son simples y pomposas teorías que sólo existen escritas en el papel. En la practica somos un pueblo de esclavos. Aúnen estos momentos se pone en tela de juicio el derecho que tiene un ciudadano eminente como Haya de la Torre para ingresar a su país. Aún para magistrados, para los llamados hombres de la ley, más leyes son meras paparruchas sin importancia. Todavía no hemos practicado ni se practican desde el gobierno los derechos más elementales del hombre. Estamos completamente desorganizados material, espiritual y moralmente.


    Me pregunto yo, ¿qué crimen colectivo y ancestral ha cometido nuestro país para que le toque en suerte semejante vergüenza? ¿Hasta cuándo no seremos capaces de redimirnos? Hablamos de democracia y nuestros mejores hombres están tácitamente perseguidos los unos, desterrados los otros. Hablamos de orden legal y estamos sometidos a la peor y más monstruosa de las violencias. Hablamos de Justicia y nuestras masas de trabajadores están hambrientas y oprimidas. Hablamos de libertad y el pueblo está ya perdiendo la noción de opinar libremente.


    Contra este desorden y contra esta subversión el Partido Aprista Peruano propugna sus principios organizadores. Es curioso que los eternos conspiradores, los pequeños grupos oligárquicos de Lima, que en todo tiempo han subvertido los intereses de las mayorías nacionales, nos llamen a nosotros subversivos, a nosotros los apristas que hemos dotado al país de un partido perfectamente organizado y con una sólida doctrina económica política, la única que puede salvarnos del desorden, de la injusticia, de la miseria y de la violencia en que vivimos.


    Oigamos la palabra del Jefe del Partido:


    «El Partido Aprista no pide privilegios especiales, ni ha pretendido entrar en la distribución de los puestos públicos, botín de victoria. El Partido Aprista sólo pide libertad: de opinión, de organización y de sufragio. Pide exclusivamente el uso de medios legales para el desarrollo de su acción política. A nuestra demanda solo se ha respondido con la violencia. Nosotros resistiremos hasta que sea posible resistir esta forzosa incitación a la violencia».


    «La tarea inmediata de nuestro partido es exigir libertad de palabra, de prensa, de organización en nombre de los derechos elementales de todo pueblo que se llama libre. Y estas libertades no las pedimos solo para nosotros. Queremos que todos los ciudadanos del país puedan ejercerlas, salvo los que estén conde­nados por los jueces. Consecuentemente reclamamos el efectivo establecimiento de los derechos individuales, no como gracia, sino como justicia sin privilegios para nadie».


    Nosotros los apristas tenemos el pecho inflamado con un ideal político que cumplir. Estamos movidos no por intereses subalternos, sino por una doctrina. Nuestra campaña es de persuasión y no de mercenarismo político ni de capitulerismo electoral: No queremos el triunfo por el triunfo mismo, sino por el triunfo del orden, de la honestidad y de justicia. Queremos que venga el jefe del Partido y los demás líderes para organizar políticamente este país desorganizado.


    Exijamos que ingrese al país Haya de la Torre. El Perú no puede prescindir del cerebro y de la acción inmediata de este hombre eminente, honra de América y de la raza. No exigimos sino que se cumpla un precepto de la carta fundamental. ¿Es acaso Haya de la Torre un delin­cuente? ¿Está acaso colocado fuera de la ley? ¿Por qué se quiere prescin­dir de su colaboración luminosa y decisiva en estos momentos, a la vez de liquidación y de reconstitución política?


    ¡Pueblo de Trujillo!

    ¡Camaradas!
 

    Viva el Partido Aprista Peruano

    Viva Víctor Raúl Haya de la Torre.


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Instituto de Investigaciones Cambio y Desarrollo (CYDES). Antenor Orrego: Obras Completas . Editorial Pachacutec. Primera Edición, Setiembre de 1995. Tomo V, pag. 183-184


En este discurso Antenor Orrego hace muestra de su gran afecto que sentía hacia su amigo Víctor Raúl Haya de la Torre pues lo pone de modelo para muchos hombres que con su sensatez, con su corazón presto a ayudar siempre al prójimo pero con la mirada firme para guiar a su pueblo regresa a casa para tras un periodo de persecución.


VÍCTOR RAÚL:


    Es con la gran voz efusiva de tu pueblo que te saludo. Es con la gran voz angustiada de tu tierra materna que articulo estas palabras encendidas de homenaje. Enarbolas el gonfalón de una generación beli­gerante y marcha contigo la esperanza, la resurrección y la victoria de una nacionalidad en trance de muerte.


    Por eso, no te queremos ni por encima ni por debajo de tu res­ponsabilidad histórica, sino en tu responsabilidad misma. Ni superhomb­re, ni infrahombre, sino hombre, con el corazón y con los pies bien plantados, en la tragedia cotideiana de nuestra nacionalidad.


    Vienes a polarizar, como punto magnético de fuerza, los anhelos y la acción de las masas productoras de tu país que sólo pueden formu­larse y traducirse en realidades concretas, ahondando y buscando, con mirada amorosa, las entrañas doloridas de la raza.


    Tienes la vocación heroica y tienes ya la obra y el esfuerzo cumpli­dos. Esperamos que mantengas este temple y esta tensión hasta la culminación final de la tarea y que te constituyas en el factor decisivo de este instante dramático de la patria.


    Desde hace diez meses, los cuadros partidarios y militantes del aprismo han realizado en el país la obra más estupenda de organización y educación políticas y sólo esperan que tu mano experta sintonice y concierte estos surcos innumerables, grávidos de frutos promisorios.
 

    ¡Pueblo de Trujillo!...


    Vuelve a tu seno el hijo heróico después de haber fortificado por los caminos del mundo su pensamiento y su fe. Vuelve a tu seno a rematar, con mano enérgica, la batalla de tu salvación. Vas a escuchar de nuevo la clara vibración de su palabra y vas a palpar, con el hecho tangible de su acción, la grandeza de su obra creadora.


    Ya tenemos aquí la antena más vibrante de la nacionalidad y ya percibimos a nuestro lado el gran pulso de este corazón que no conoce los desmayos.


    Este héroe auténtico está hecho de tu arcilla y esta estupenda escultura moral está forjada con los mármoles de tu espíritu. Existe porque tú lo forjaste; porque de tu entraña se extrajo esta magnífica encarnación humana, esta maravillosa encarnación del espíritu de América.


    ¡Pueblo de Trujillo!


    Articula el mejor y más limpio timbre de tu voz innumerable para lanzar tres hurras por Víctor Raúl.
 
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Instituto de Investigaciones Cambio y Desarrollo (CYDES). Antenor Orrego: Obras Completas . Editorial Pachacutec. Primera Edición, Setiembre de 1995. Tomo V, pag. 185-186


A lo largo de este discurso Antenor Orrego tras haber estado casi en cautiverio perseguido por sus ideas políticas nos da una clara interpretación de lo que fue el gobierno de Leguía que no fue mas que nada un desastre para los intereses del Perú, es decir durante su gobierno se dieron abusos de poder,, la corrupción fue el pan de cada día mientras que los ricos se enriquecían cada día mas los pobres se morían de hambre hasta la clase media tuvo que hacer casi milagros para poder subsistir y nos dice también que el futuro de construir un nuevo País esta en la manos de todos y el comparte algunas propuestas que van a beneficiar a todos sin ninguna distinción social.

 

Diario «El Norte» de Trujillo. 27 de Setiembre de 1930


Compañeros:
 

    Después de un lapso de más o menos ocho años héme aquí de nuevo ante vosotros para inaugurar las actividades de la Universidad González Prada. Tarea ésta gustosísima para mí, gratísima para mi espíritu, cara para mi corazón llagado y vejado de proletario. Porque os dije siempre la verdad, porque no prostituí jamás la majestad de la palabra, porque no quise nunca hipotecar mi acción cotidiana, porque no vendí mi pensamiento y porque no cedí a los halagos del poder, se me aisló de vosotros, se ahogo con la fuerza y con la persecución las verdades que pugnaban en mi labio y que se encresparon varias veces en el grito encendido de la acusación.
   

    He sufrido bastante; vosotros lo sabéis. No vengo aquí a quejarme porque la queja es de los débiles. Vengo aquí a abrazaros otra vez, con la emoción intensa, con la vibración cordial y embriagadora de quien estando encarcelado recobra de pronto el uso pleno de la libertad, vengo aquí para proyectar la poca luz que en estos momentos de tremenda inquietud y de fulgurante esperanza ha podido hacerse en mi cerebro. He sufrido bastante, pero estoy dispuesto a sufrir otra vez, y la otra, y las demás.
 

    Pero vosotros habéis sufrido más que yo. He asistido al mancornamiento de vuestro grito y de vuestro esfuerzo de la libertad durante once años tétricos, he visto cómo la metralla se azotaba en vuestra carne hambrienta de pan y en vuestro espíritu sediento de justicia, os he visto bajo el rebenque brutal de la tiranía, mártires de vuestra extraordinaria capacidad de vida y de vuestro asco, y de vuestra indignación contra el servilismo degradante de las clases dominantes. Mientras ellas se alis­taban en las filas de la soplonería, mientras ellas se cotizaban a alto y a bajo precio, mientras ellas inciensaban y glorificaban al tirano, mientras sus hijas iban a prostituirse a los ministerios y a amenizar las noches del déspota en las camas mullidas de Palacio, vosotros mordiáis vuestra amargura y vuestro hambre, vuestras hijas, y vuestras mujeres, haciendo maravillas de economía, repetían el milagro de la multiplicación del pan y de los peces.
 

    Pan amargo de estos once años últimos; pan duro y de aristas cortantes que se atragantaba en nuestro cuello; pan de vergüenza y de indignación, pan de bascas y pan de impotencia.

 

    Ya se acabaron estos once años fatídicos. ¿Volverán a repetirse? ¡Alerta proletarios! Tenéis el músculo, la fuerza y la vida.

 

Un proceso de disolución

    Si queremos caracterizar los últimos veinte años de la República no tenemos otra palabra a la mano para expresar el proceso que está realizándose que la palabra disolución. Hace veinte años que las clases dominantes están disolviéndose por su impotencia, por su incultura, por su inmoralidad, por su ausencia absoluta de sentido político, por su personalismo negativo y ciego. El poder ha sido en sus manos una facción, una conspiración contra los intereses permanentes de la nacio­nalidad, una sedición de oligarquías nepóticas y de grupos personalistas. Echad un vistazo panorámico sobre la historia de estas dos últimas décadas y os convenceréis de la verdad de estas aserciones.


    Nada se ha construido, nada se ha podido construir. Los partidos políticos no han sido sino etiquetas de palabras que no respondieron a ninguna realidad efectiva. Carecieron siempre de todo sentido de res­ponsabilidad cívica. Los mismos hombres que actuaron con Leguía o con Pardo se preparan actuar hoy con Sánchez Cerro y querrán actuar mañana con Perico de los Palotes. Ha sido el mercenarismo político más descarado. Lo único que persiguen es lo que el pueblo llama con un frase gráfica que no deja de tener su graciosa intención: LA TETA FISCAL. Hemos tenido y tenemos en nuestra política especimenes o ejemplares zoológicos como aquel que cae siempre de pié .en todos los gobiernos y, que por consiguiente, no deja nunca de exprimir la inextinguible ubre de la hacienda pública. Y este es espécimen de parásito desvergonzado es ministro, presidente, senador, diputado, juez, vocal y todo.


    ¿Dónde encontráis en nuestra vida política un solo principio di­rector, una norma orientadora, una sola idea puesta en acción para forjar una realidad del porvenir? Hemos dado siempre vueltas a la misma noria y las seguiremos dando mientras las nuevas generaciones no se decidan a intervenir activa y enérgicamente en el gobierno del país.


    Cuando las clases dominantes no tienen o han perdido ya su responsabilidad histórica asistimos al espectáculo repugnante a que estamos asistiendo estos días. Largas listas de soplones magníficamente estipendiados, altas MATRONAS orgullosas que vivían de la delación, prensa degradada que cobraba el elogio, glorificaba el crimen y el robo. Torturadores como Fernández Oliva que percibían sueldos fabulosos para acallar el grito de justicia, pequeños tiranuelos de provincia que encanallaban a sus pies a todo un pueblo, directores de salubridad que traficaban con la salud del ciudadano. Ningún espectáculo se ha escati­mado para nuestra vergüenza. Es preciso para encontrar algo compara­ble retroceder algunos siglos hasta la Roma de la decadencia. Allí encontraréis de nuevo al tirano glorificado sobre el dolor, el hambre y la sangre del pueblo.


    No, nuestros partidos, nunca han representado una conciencia responsable de la vida política del país. Si la hubieran tenido nos hu­bieran ahorrado el supremo rubor de Leguía y el leguiísmo.
   

No opusieron ni pudieron oponer una sola resistencia. Bastó una embestida del déspota para que éstas armazones artificiales y mentirosas se desmoronaran desde sus cimientos. Aquí cabe repetir lo que ya he dicho en otra ocasión:


    «Tras un lento, angustioso y tétrico drama el país ha asomado a una especie de cima de su historia. Drama que ha sido, más bien, un melodrama, un sainete bufo y grotesco, una payasada clownesca. Melo­drama de farándula con su tramoya, sus hilos y sus marionetes. Ahora, lo único que precisa desear es que Leguía sea el postrer títere de esta mascarada. Lo mejor que le puede ocurrir a Sánchez Cerro es representar a aquel personaje que sale ya sin antifaz a la boca de escenario para decir al público: Señores, la pantomima ha terminado. Pendientes de esta frase que se traduzca en hechos, los peruanos estamos con el oído atento».


    Melodrama bufo, hemos dicho. Efectivamente ninguno de los partidos que actuó en la vida del país tuvo principios, normas, orientacio­nes ideológicas que lo rigiera. Tuvieron solo programas verbales sin ningún arraigo en la realidad inmediata y viva, tuvieron bambalinas de intereses oligárquicos o de grupo, fueron en verdad, núcleos facciosos que conspiraron siempre contra los intereses permanentes de la gran masa, es decir, del pueblo. El Perú no ha pasado ni por la etapa conser­vadora, ni por la etapa liberal, ni aun por la etapa capitalista dentro de sus partidos políticos. Los métodos y la táctica de la industrialización capitalista se han establecido al margen de los partidos y por gravitación propia de la época. La política ha sido siempre pura farsa melodramática yen el fondo del cuadro, una tragedia de las más tétricas que registra la historia un pueblo ingenuo, explotado, engañado, vejado y saqueado.


    No hemos tenido pueblo en el sainete de la política nacional y porque no lo hemos tenido, casi no tenemos historia. En los demás países, de un modo o de otro, parcial o totalmente, la masa ha intervenido siempre porque sólo de su entraña se forma la historia. De allí su vita­lidad y su injerencia en el concierto del mundo. Entre nosotros ha sido únicamente la farsa y el marionete. Por eso, Leguía no es caso aislado sino un hombre representativo.


    Hay que abrigar la esperanza que con la revolución de Arequipa acabe la mascarada y comience el jadear de un pueblo que luche, que sufra, que ascienda y que, se supera, mientras la farándula y los faran­duleros queden postergados para siempre. Que tengamos tragedia si se quiere entre los diversos grupos que se aprestan a la lucha política, pero ya no una farándula de comediantes y pobres diablos que se regodean sobre la tragedia negra del pueblo. No lo permitamos más. Leguía duró once años porque nosotros Io quisimos. Basta ya de comediantes. Lo que necesitamos es verdadera lucha política e ideológica, lucha ennoblece­dora, fragorosa, combativa, pero lucha que cree y construya algo.


    Si algo positivo ha tenido el gobierno de Le guía es hacer evidente este estado de disolución en que se encontraban las clases dominantes, como para que todo el Perú se percatara. Sólo en medio de una corrup­ción y de una inepcia generales era posible el entronizamiento de un despotismo que hizo tabla rasa de todos los valores morales, políticos y económicos. Las clases dominantes del Perú han estado a sueldo de Leguía y ellas constituyeron el cerco de delación que ha mantenido en pie durante once años el funesto régimen fenecido. Lo único organizado que había en el país es esta red subrepticia y torva que arrojaba sus tentáculos hasta nuestros hogares mismos. La delación y el espionaje fueron los únicos méritos que se recompensaban espléndidamente mien­tras los maestros de escuela se morían de hambre.


    Con los empréstitos malversados por Leguía en pagar soplones, en subvencionar prensa mercenaria, en enriquecer a los suyos y. en adjudicarse una inmensa fortuna personal, el país queda comprometido por lo menos cincuenta años. Ha sido una batahola de millones que han desaparecido sin provecho alguno para la colectividad. Tendremos que trabajar y sudar hasta la angustia para pagarlos. Estamos sumidos en la miseria más espantosa y a las puertas de la bancarrota.


    El hecho mismo que el actual gobierno tenga por única plataforma política el asunto de las sanciones a los defraudadores y que esta plata­forma haya sido recibida con beneplácito de la nación, está demostrando a las claras la magnitud de la ignominia leguiísta. El pueblo quiere que se juzgue y que se castigue a los culpables.
La creación de un tribunal especial de sanción, aparte de los tribunales ordinarios, demuestra que la corrupción ha sido tan general y tan grave que era preciso la institución de un organismo excepcional.


    La presencia del tribunal de sanción en nuestro país es la prueba más evidente de la corrupción de las clases directoras. El pueblo no confiará ya más en ellas y siente la necesidad urgente y salvadora que otros hombres, aquellos que no estén manchados ni corrompidos, tomen en sus manos las riendas del poder público.


Hacia un Periodo de Construcción


    En la medida en que el pueblo sea conciente de la renovación en los métodos y en los hombres de gobierno; será posible acometer una tarea verdaderamente constructora. El Pueblo no puede, no debe ser indiferente ante esta realidad que es necesario crear. Es preciso que asumamos todos nosotros la conciencia de nuestra responsabilidad histórica y que nos decidamos de una vez por todas a crear un país que desgraciadamente no lo tenemos. Aquí cabe glosar unas palabras de Unamuno que encierran una profunda verdad. La nación no es nuestra madre, es nuestra hija. Nosotros tenemos que gestarla, tenemos que sacarla de la nada, tenemos que extraerla de nuestras propias entrañas y con la desgarradura de nuestro dolor.


    Sin esfuerzo, sin sacrificio, sin consagración, sin desinterés no podremos jamás, crear un país y nosotros y nuestros hijos seremos siempre víctimas de los políticos profesionales que en todo tiempo han hecho nuestra tragedia.
 
    Necesitamos plantear principios y normas que, a la vez, que nos hagan ingresar de lleno en el espíritu de la época, sirvan de canales vitales a la intensa inquietud constructora que se agita en este instante. Voy a proponer algunos a la consideración de vosotros que pueden servir como puntos de referencia alrededor de los cuales se aglutinen vuestros propios pensamientos y vuestras propias iniciativas:
 
1.- Abolición total del latifundio que absorbe todas las fuerzas vitales de la nacionalidad. Enérgica política agraria en beneficio de la gran masa trabajadora y productora.
2.- Separación de la Iglesia y del Estado. Ley del divorcio absoluto. Libertad completa de cultos.
3.- Extirpamiento de todos los monopolios y privilegios que existen de hecho en el país.
4.- Gratuidad de la enseñanza primaria, media y superior y, por consi­guiente, acceso libre al mérito y no al dinero como hoy, a los colegios y universidades.
5.- Enseñanza laica dejándose al individuo la elección de creencia y al hogar el adoctrinamiento religioso.
6.- Implantación de salarios y sueldos mínimos de conformidad con las necesidades del empleado y del trabajador.
7.- Participación del obrero y empleado en las utilidades de las empresas industriales.
8.- Entrega inmediata y gratuita a las comunidades indígenas de los fondos de los conventos y congregaciones religiosas.
9.- Abolición inmediata del contrato de enganche, sistema feudal que establece en la forma más irritante la explotación del hombre por el hombre.
10.-Ampliación de los derechos reconocidos a los empleados, según las leyes existentes y aplicación de éstas en beneficio de los trabajadores.
11.-Jornada de ocho horas.
12.-Reconocimiento de los derechos de libertad de prensa, de reunión y de asociación.
13.-Nacionalización de la enseñanza y de las industrias. Política de autonomía económica contra la absorción de los imperialismos.
14.-Universalidad, efectividad y respeto del sufragio popular, voto se­creto.
15.-Reforma y renovación del poder judicial.
16.-Implantación de la autonomía municipal de manera tal que el Mu­nicipio sea el organismo verdaderamente representativo del pueblo.
17.-Intensa política de culturización del indio y del trabajador. Aplicación a estos fines de una fuerte partida del presupuesto nacional. Multipli­cación de las escuelas y formación de un profesorado moral y eficiente.
 

    Compañeros:


    He aquí un esquema que a mi juicio sintetiza las aspiraciones de la gran masa peruana en este momento y dentro del cual cabe todo el plan constructivo de las nuevas generaciones que, desde hace diez años,viene despertando y agitando la conciencia colectiva. Este esquema, a la vez que nos hace ingresar al espíritu de la época, nos hace asumir en plenitud nuestras responsabilidades históricas frente al presente y al porvenir. Contra este esquema no cabe sino la oposición del pasado y el pasado ya hemos visto lo que es por dolorosa experiencia. Nada tenemos que conservar en el país porque nada positivo se ha hecho. Estamos gestando, debemos gestar la criatura de mañana: potente, alegre, jus­ticiera, vigorosa y sana.


    Compañeros: saludemos al porvenir que ya llega y que solo llegará para nosotros en la medida en que seamos conscientes de su llegada. Entonces nuestros hijos ya no comerán el pan amargo que hemos comido nosotros y ya no se teñirán sus mejillas con la vergüenza con que se han teñido las nuestras. Viviremos en un país libre y con hombres libres.


    Yo sé que con mis palabras he traducido, bien o mal, las íntimas reivindicaciones vuestras. El proletario y las clases medias son las únicas fuerzas sanas y las únicas que son capaces de transformar el país. Vamos decididamente a esta transformación, no lo dudemos un instante, porque entonces volverá a entronizarse el crimen, el robo y la explotación. Que nuestros hijos no nos echen en cara mañana la acusación de que no supimos estar a la altura de nuestro dolor y de nuestro sacrificio.


    ¡Compañeros en vuestras manos está el Perú nuevo!
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Instituto de Investigaciones Cambio y Desarrollo (CYDES). Antenor Orrego: Obras Completas . Editorial Pachacutec. Primera Edición, Setiembre de 1995. Tomo V, pag. 170-176