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El proyecto de integración latinoamericana es una vieja aspiración vigente en el Perú y en Latinoamérica.

Los aportes de Orrego en torno a la integración latinoamericana, son elevados a la categoría de propuesta política y filosófica, a través de sus obras fundamentales: "Pueblo Continente" y "Hacia un Humanismo Americano."

PUEBLO CONTINENTE fue escrito en pleno período de persecuciones, luego de la Revolución Popular de 1932. Según Luis Alberto Sánchez, Orrego utiliza en esta obra la doctrina aprista como trasfondo de su enfoque continental. Basado en esta referen­cia, en las de Alberto Zum Felde (uruguayo) y de Luis Mon­guió (español), David Sobrevílla, también lo ubica como una de las obras más importantes del pensamiento aprista.

El pensamiento de Orrego, desarrollado en "Pueblo Conti­nente" prevé un caos en la cultura europea y de cómo la cultura latinoamericana está llamada a sucederla. Pero esta cultura, no será precisamente la autóctona o andina, como plantean los indigenistas, sino la que "surge de la plenitud de su ser nacional, emotivo, telúri­co, psíquico, biológico e intuitivo". Por lo que, "para percibir este plasma germinativo, hay que penetrar en el espectro de América, donde existen tres rayos o haces de luz: Primero, un elemento europeo, asiático y negroide; segundo, un elemento absolutamente caótico, y tercero, un elemento nuevo, que procede del segundo, como elemento de recomposición y de síntesis". A estos elementos, habría que agregar, el señalamiento de las dimensiones de la cultu­ra americana: Dimensión intelectual e histórica, que resolverá la dualidad existente entre enciclopedismo y especialización técnica; dimensión fisiológica y étnica, que se realizará a través de la fusión universal de las razas; dimensión política y social, que resolverá los antagonismos entre nacionalismos; dimensión ética, que superará los dogmatismos tribales; y, la dimensión estética, que ha de reali­zar la expresión total del hombre y de la vida.

Como es lógico, el postulado orreguiano se basa en el rol preponderante de la cultura mestiza, pero no como resultado de un proceso compulsivo (dominio de la raza ibérica sobre la aborigen), sino más bien como fruto de la razón, de la libertad y que surgirá de su entraña misma. Un complemento indispensable de esta tesis será su propuesta de "mexicanización y argentinización" de Améri­ca, tal como lo habían desarrollado en su momento, el mexicano Vasconcelos, a través del desarrollo de la "raza cósmica" y el ar­gentino Alfredo Palacios, a través de la "síntesis de razas".

Siendo un aspecto recurrente en la propuesta orreguiana el tema de las razas, bajo el título de "Plasticidad, Color y Canto", ésta es desarrollada teniendo como referente a la presencia de la raza negra africana en América. A este grupo étnico, Orrego se refiere en los siguientes términos: "En ninguna raza como en la negra, el cuerpo es la traducción más cercana del alma, de la siquis interna, de la estructura emocional, pasional y sensitiva del hombre.

En la tercera sección de "Pueblo Continente”, Orrego reseña el curso de las primeras realizaciones en torno a la posibilidad de su propuesta de integración. Inicia esta parte, criticando el narcisismo de la Tercera Internacional, en la medida de que sus promotores ignoran la realidad concreta, no sólo de realidades fuera de Rusia, sino también las de su propio país. Esta responsabilidad, estaría precisamente centrado en las llamadas extremas izquierdas; por ello, no ignora la célebre tesis de Marx: no sólo se trata de interpretar el mundo sino de transformarlo.

El contenido global de "Pueblo Continente", no expresa mayor contradicción con la cultura norteamericana en pleno desarrollo. El deslinde, el zanjamiento o la síntesis, está centrado en la superación de la cultura europea por la americana. Quizás, esto sea la principal diferencia del punto de vista orreguiano, frente a sus contertulios del ideal colectivo latinoamericano, incluido José Mar­tí; quienes veían en el régimen político del Tío Sam, un manifiesto carácter imperialista. 

HACIA UN HUMANISMO AMERICANO, según el pro­pio Orrego es, junto con "Pueblo Continente", un mensaje a las juventudes de América. Publicado en 1966, no lleva ninguna nota introductoria ni prólogo, quizás porque se publica seis años poste­riores al fallecimiento del autor. Es el libro, que menos atención ha merecido de los comentadores capitalinos, a excepción de una bre­ve cita por parte de David Sobrevilla, en su trabajo sobre "Las Ideas en el Perú Contemporáneo".

La obra recoge transcrito en unos y sistematizado en otros, varios de los pensamientos dados a conocer en "Pueblo Continente". Entre los que mayor elaboración ha recibido es en su concep­ción sobre la historia, las inda­gaciones de Orrego se amplían mucho más, con la concurrencia de otros pensadores procedentes de distintos campos del saber, en la perspectiva de perfilar mejor el ser o el humanismo americano.

El humanismo orreguiano toma como punto de partida, la indagación del ser histórico de la nueva América a través de la nihi­lización (negación de toda creencia política, social y religiosa). Según el autor, "la esencia del ser del hombre estaría compuesta de varias capas sucesivas y temporales, cuyo entreteji­miento, con sus acciones y reacciones consiguientes al ser reempla­zadas unas por otras, constituiría el drama vital de su personal exis­tencia. La última implicación de este supuesto consistiría en que el ser más profundo y auténtico de la criatura humana, es decir, la capa trascendente y eterna, plenamente iluminada, no se alcanzaría sino a través de la angustia que nos sacude cuando descubrimos la falsedad o la nada de estas diversas capas provisorias de nuestro ser."

A través de la discusión en torno a la nihilización, Orrego retoma los puntos de vista generalmente asumidos por su genera­ción nucleados en torno al ideal colectivo latinoamericano. Del mismo modo, se ve que el pensamiento spengleriano sigue presente; en su obra; por lo que, cobra mayor importancia, la prédica exis­tencialista que pregona que el hombre contemporáneo ha ingresado a una crisis total.

De esta manera, la propuesta del humanismo americano de Orrego, se sustenta en que: "El ser auténtico de la Nueva América emerge de dos negaciones totales: El NO de la Europa invasora y conquistadora El NO de la antigua América, y en las dos afirma­ciones: El SI alumbrado de la Nueva América entre las dos nega­ciones anteriores y el SI de la nueva América en tanto afirmación vital de un continente que comienza un nuevo destino.

La negación de la que nos habla Orrego, se sustenta además en otra raíz existente en la nihilización del ser europeo, que reside en el hecho demostrado de que el ser íntimo del hombre no puede trasplantarse impunemente a una tierra extraña. Si lo hace, sufre, entonces, el desmedro y alteración anímica consiguientes.

La propuesta orreguianda de "Hacia un Humanismo Ameri­cano" difiere a la de "Pueblo Continente", por tanto, se encuentra más cercano a los difusores del ideal colectivo latinoamericano, en la medida de su no querer admitir o aceptar a la cultura europea, centrando toda la esperanza en la cultura indoamericana.

Los tiempos en que Orrego escribe "Hacia un Humanismo Americano" corresponden a la segunda parte de 1900. Son momen­tos en que irrumpe la tecnología en forma avasalladora, particular­mente de las comunicaciones y que son los medios los que dirigen el proceso, antes que los contenidos. Son tiempos también en que se inicia la crisis del socia­lismo real, motivando entre otros, la discusión sobre el Humanis­mo; en la medida que se notaba su abandono o subvaloración en aras del predominio del partido o de lo colectivo.

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Ramos Rau, Demetrio. Pensadores Norteños. ABC Publicidad S.A.C.  Primera Edición, Julio del 2004.

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